Cincuenta familias de trabajadores están a punto de ser desalojadas de sus viviendas. Se los acusa de haber usurpado los terrenos por los cuales ellos han pagado. La flagrante estafa dejaría en la calle a decenas de mujeres, niños y ancianos. A pesar de tener testigos y documentaciones, la justicia les ha cerrado las puertas, abriéndoles una causa que desde el comienzo surgió en forma turbia. El demandante es el ex militar Fabrio Máximo Fignoni. Los vecinos de la zona sostienen que el terreno en disputa estuvo descuidado por años sin que nadie lo reclame. Una vez que fue trabajado, invertido y limpiado por los vecinos, es reclamado por Fignoni.El martes 13 del corriente, mediante un operativo policial de enormes proporciones, se los intimó a desocupar el lugar, pero sin orden judicial ni ningún tipo de artilugio legal. Rodeados por decenas de uniformados, máquinas topadoras, patrulleros y camiones, se los obligó a firmar una hoja sin permitirles leer el contenido. Era un acta, el objetivo era identificar los nombres de los vecinos implicados y así lograr formular una orden judicial. A ésta aberrante pantomima se sumó un agrimensor, que trazó la propiedad de Fignoni incluyendo la calle como propia. Luego, por una denuncia del mismo, se pasó a registrar todas las viviendas en busca de armas o sustancias prohibidas. No se encontró absolutamente nada.
El método de intimidación es constante. Este último lunes, tras haber conseguido un plazo de 15 días de prorroga en el juzgado Nº 2 de San Martín, la policía nuevamente se hizo presente para amedrentar a los vecinos, amenazándolos con desalojarlos esa misma noche a la madrugada.Ante esta situación desesperante, los vecinos de Barrio Mitre han asumido como única herramienta posible la organización y la lucha.
El Partido Obrero se solidariza con la lucha de los vecinos de Barrio Mitre:
- Que se deje sin efecto la orden judicial de desalojo.
- Titularización inmediata de los terrenos.
- Por una vivienda digna, trabajo, educación y salud.
Una política de estado
Hace sólo tres días, en Villa Celina (partido de La Matanza), unos 500 efectivos de la Bonaerense desalojaban por la fuerza a 79 familias. La brutal escena, que incluía a efectivos a caballo, con motos y patrulleros, terminaría con casillas incendiadas y decenas de familias sin techo. Hace cuatro días, el jueves 15, fueron desalojadas 300 personas en Barrio Obligado (Gaspar Campos y Camino del Buen Ayre, San Miguel). Mientras que en el barrio porteño de Almagro, son 80 las familias que están bajo una orden de desalojo en suspenso. Estos son apenas unos ejemplos en lo que va del mes, son realidades que se repiten a lo largo y ancho del país a un ritmo siniestro, cotidiano.Es que con una inflación imparable que devora los bolsillos, con sueldos raquíticos que son encorsetados por la misma burocracia sindical, con trabajos tercearizados y en negro, con una especulación inmobiliaria que tiene su epicentro justamente en San Miguel, podría decirse que, para un trabajador, el sueño de la vivienda propia parece perderse en la bruma de un horizonte inalcanzable.
Hoy nos toca ver de cerca el despojo, la injusticia y la privación de los derechos más elementales. Que la angustia implantada desde el estado sea motor de luchas y reivindicaciones en favor de las masas explotadas.Apoyemos a los vecinos de Barrio Mitre movilizándonos el jueves 22 a la Municipalidad de San Miguel (a las 10 de la mañana), para exigir que se deje sin efecto la orden judicial de desalojo.
Martín
