«QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS»

Lista 14 - Lista 257

viernes, 29 de mayo de 2009

TECHINT QUIERE LA DEVALUACION

Ellos son los expropiadores

¿Por qué Techint, la UIA, los bancos y la Mesa de Enlace hacen tanto batifondo si Hugo Chávez les ha pagado muy generosamente las nacionalizaciones y, encima de esto, se ha quedado con los pasivos ocultos que han dejado las empresas nacionalizadas a fuerza de fraude contra el fisco y contra los trabajadores?

Por una razón sencilla y cantada: quieren de nuevo la devaluación del peso: lo quieren a 4,50 ó 5 pesos el dólar.

El ‘enojo' con Chávez no es más que una cortina de humo.

Hace semanas que los verdaderos saqueadores de Argentina vienen reclamando esa devaluación con todos los tonos de voz.

La piden los ‘desarrollistas', como Curia y Ferrer, y la piden los ‘neoliberales', como Broda y Prat Gay.

Techint y la burguesía argentina se hicieron a fuerza de devaluaciones, de confiscaciones y de desfalcos; no conocen otro método.

Aún está fresco el recuerdo de 2001, cuando pesificaron sus deudas y se embolsaron una gigantesca ganancia por devaluación.

Quieren repetir; tienen al gobierno de rehén y a la ‘oposición' de cómplice.

La devaluación significará la desvalorización inmediata de los salarios y la desvalorización también de los recursos de la Anses prestados a estos capitalistas.

Es el único recurso con que cuentan los capitalistas argentinos para competir con China y con Brasil.

Chávez es un pretexto.

Les ha pagado y les sigue pagando a precio de oro en un mercado mundial del acero en quiebra.
Los españoles del Santander le pidieron de rodillas la nacionalización y Chávez los satisfizo con una yapa de 100 millones de dólares sobre el precio original.

Si Chávez fuera como lo pinta la UIA, no estaría firmando acuerdos multimillonarios con Lula y los industriales brasileños.

Los Techint amasaron su fortuna en Argentina a fuerza de desfalcos -el principal de ellos, la compra de Somisa, los teléfonos, el Ferroexpreso pampeano, los gasoductos y las concesiones de petróleo con los papelitos pintados de la deuda externa en época de Menem.

Ellos son los expropiadores.

La UOM y Moyano les hacen de alcahuetes a Techint porque también reclaman la megadevaluación del peso.

Cualquier otra cosa es verso.

Ningún político argentino es independiente de Techint y de los pulpos capitalistas.

Son sus chirolitas.

Deberían ir en persona al Gran Cuñado.

¿Para qué doblar al payaso si se puede contar con el original?

sábado, 23 de mayo de 2009

QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS

QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS
  • Ningún despido o suspensión: que se repartan las horas de trabajo al 100 por ciento del salario.

  • Por un seguro a todo trabajador desocupado equivalente al 82% móvil de su último salario.

  • Nacionalizar toda empresa que cierre, bajo el control de los trabajadores.

  • Vigencia de las paritarias, con delegados y anteproyectos votados en asamblea.

  • No al saqueo de la Anses: que la dirijan representantes electos de trabajadores y jubilados.

  • Por un aumento inmediato de salarios y jubilaciones; 82% móvil; cumplimiento inmediato del fallo Badaro.

  • Nacionalizar los bancos y colocarlos, con los estatales, bajo el control de los trabajadores.

  • Basta de pagar la deuda externa, no a un acuerdo con el FMI, no a la devaluación.

  • Por un plan económico, decidido en forma democrática, para reactivar y reindustrializar al país y para satisfacer las necesidades sociales del pueblo.

Una elección testimonial

El fallo judicial que declara la legalidad de las candidaturas "truchas" podrá servir para que Scioli, Kirchner y los intendentes sigan inscriptos en sus listas. Lo que no va a resolver, de ningún modo, es el fraude político de sus candidaturas y de la elección del 28 de junio en su conjunto.

Detrás de los candidatos testimoniales, ingresarán al Congreso y a los concejos unos perfectos desconocidos para el electorado. Así, las listas "truchas" revelan la debilidad de fondo del campo oficial: más allá del círculo gobernante, al kirchnerismo no le queda nada.

Pero las listas truchas son solamente la punta del ovillo del fraude electoral de junio. En los municipios bonaerenses, los mismos intendentes que encabezan las listas "truchas" están armando un corte de boleta en favor de ellos. En muchos casos, la maniobra está orquestada con el "pro" peronismo de De Narváez. Esto significa que "neoliberales", de un lado, y "nacionales y populares", del otro, se nutren de una base común de punteros y, por lo tanto, de lobbys capitalistas.

Las colectoras municipales son numerosas, también, en el "acuerdo cívico" de Carrió y Cobos.

Con todos estos antecedentes, ¿qué va a detener al gobierno y a los intendentes de repetir, aún a mayor escala, el robo de boletas y el falseamiento de las actas de escrutinio? Sería una mancha más al tigre.

De todos modos, los candidatos truchos solamente entrarán en funciones en marzo de 2010, después que juren para las galerías en diciembre próximo (ya fuera de las sesiones ordinarias). Durante casi un año seguirá legislando el Congreso actual, o sea una representación ficticia. El gobierno podrá valerse, durante un largo período, de un vacío político para desarrollar lo que ya ha puesto en marcha: el vaciamiento de la Anses, el rescate a los monopolios capitalistas, el congelamiento de las paritarias, la devaluación del peso y el acuerdo con el FMI.

Estafa política

La mayor estafa de las elecciones de junio tiene que ver con su contenido político. Los Kirchner, por ejemplo, reclaman el voto en nombre del "modelo de la producción y del trabajo", mientras crecen con toda la furia las suspensiones y los despidos. Es el "modelo" que ha sido definitivamente quebrado por la bancarrota capitalista mundial. El superávit fiscal ya voló por los aires, en medio de la caída de la recaudación y del pago de los intereses de la deuda pública. Pero desde que comenzó el año, casi el 40% de esos intereses se han pagado con la plata de la Anses. La Anses tiene en su cartera el 20% de la deuda pública, o sea la mitad de sus ‘inversiones'. El "modelo" se ha patinado los recursos jubilatorios, no para "defender el trabajo" sino para pagar la deuda pública -o sea, rescatar a los especuladores -, y en subsidiar a bancos, automotrices y a toda la patronal que despide y cesantea. Mientras tanto, los "beneficiarios" de esta malversación han ejecutado "una fuga de capitales que ya supera a la de la crisis de 2001" (Cronista, 20/5).

Para después de junio, cuando las posibilidades del tesoro y de la Anses estén definitivamente quebradas, el gobierno se dispone a arreglar con el FMI y con el Club de París; o sea, a llevar adelante lo que le reclaman Prat Gay, Carrió o Cobos. Mientras Kirchner recorre el conurbano exaltando al "modelo productivo", sus emisarios negocian en Europa y Estados Unidos los términos de un pacto con el capital financiero, o sea una devaluación, tarifazos, impuestazos y congelamiento de de salarios para después del 28. Los economistas oficialistas y los opositores admiten que, en medio de una bancarrota mundial, una devaluación no contribuirá en nada al aumento de las exportaciones. Pero sí sería efectiva para "licuar el gasto"; para pulverizar los salarios estatales, las jubilaciones y los propios fondos de la Anses, que han sido prestados en pesos a los capitalistas y al propio Estado. En la fila de los devaluadores se ha anotado Claudio Lozano, el economista de Solanas. Por eso, los centroizquierdistas también coinciden con Prat Gay a la hora de recetar "políticas sociales" ante la crisis: proponen el "ingreso universal por hijo", pero no tienen una política ni un programa frente al despido de sus padres, o ante la licuación de sus devaluados salarios.

Una campaña nada testimonial

En medio de este despliegue fraudulento, la campaña electoral del Partido Obrero está pegada al curso real de las luchas y convulsiones sociales que acompañan al desarrollo de la crisis capitalista. En primer lugar, porque oponemos a ella un programa de salida en función del interés popular. Esta campaña se está llevando adelante en contacto directo con la clase obrera que lucha contra la crisis, en Massuh, en Pinkilton o en Mahle, en Cotar (en el cordón industrial santafecino), en Atucha (Zárate), en Cive y en las automotrices de Córdoba, en el Indec, en el Teatro Colón y en los barrios afectados por la miseria social, la penuria de vivienda y sus consecuencias sanitarias.

En estos cuarenta días, en oposición a estas listas truchas, desarrollaremos una campaña que preparará el terreno para que los trabajadores hagan valer, por medio de la organización y la lucha, "que la crisis la paguen los capitalistas y sus políticos".


Marcelo Ramal

jueves, 14 de mayo de 2009

La crisis es del Capitalismo que la paguen los Capitalistas

Elecciones con cartas marcadas

Olvídese el lector de los ataques que se propinan una vez por día los candidatos del sistema: las elecciones del 28 de junio próximo ya están ‘arregladas'. Un repaso a los pronunciamientos de los últimos días, por parte de empresarios y economistas, deja en claro que se está tejiendo un verdadero ‘acuerdo nacional' para, después de las elecciones, ir al FMI y devaluar el peso a 4,50 ó 5 por dólar. Cuando se leen esas declaraciones con cuidado, emerge la coincidencia de que Argentina se encuentra en ‘default' - o sea cesación de pagos- y que el dinero de los trabajadores acumulado en la Anses se está agotando como recurso para financiar el pago de la deuda pública y los subsidios que reclaman los capitalistas que operan en el país. La oposición, acusada de ‘destituyente', no deja de reclamar, sin embargo, una salida concertada con los K para el ‘día después'. Claro que para eso deberá contribuir a que K no salga con la cola entre las piernas en la provincia de Buenos Aires. Los intendentes K deberán encargar a su aparato el arreglo necesario para que los resultados no desentonen con el objetivo post electoral. El fraude ‘consentido' es una parte importante del ‘acuerdo'.

‘Defaulteemos' a la Anses

De acuerdo con el Cronista Comercial (7/5), la deuda del Estado con la Anses, que vence en 2010, "llegaría a 35.000 millones de pesos". Está prevista la emisión de nuevos títulos, con vencimiento en 2016, por alrededor de 10 mil millones de pesos (esta emisión es otro desfalco a la Anses, ver nota). Los recursos líquidos de la Anses se encuentran por debajo del límite que debe conservar para garantizar los pagos de las jubilaciones de un año. Pero la caja de los jubilados no financia solamente el pago de la deuda estatal. Financia, asimismo, el rescate, por ejemplo, de Massuh o de General Motors, o la deuda que contrae el Estado para subsidiar a empresas, y también compra los bonos que le venden las empresas privadas como alternativa de crédito; según, de nuevo, el Cronista, "se colocaron casi 150 millones de dólares en bonos privados este año". La semana pasada, por ejemplo, la Anses compró la mitad de una emisión en pesos por parte de Edenor, que está en manos del grupo Mindlin. También se dispone a hacerlo con el Banco Hipotecario, del grupo Elsztain, para financiar emprendimientos inmobiliarios.

Ahora bien, en el cuadro de bancarrota económica del capitalismo, a nivel mundial, la recuperación de estos créditos es absolutamente incierta. La trampa financiera en la que el gobierno está metiendo a la Anses explica por qué no acata el fallo de la Corte, que ordena el pago de la deuda con los jubilados por la movilidad jubilatoria desde el abandono de la convertibilidad (Badaro). La dilación en el cumplimiento del fallo Badaro para el conjunto de los jubilados significa acumular juicios que se van a perder y una deuda potencial imposible de calcular. Los K están dejando a la Anses en estado de ‘default'. El gobierno ya está ejerciendo ese ‘default' cuando suscribe acuerdos salariales no remunerativos, porque no se computan para el cálculo de la movilidad semestral de las jubilaciones establecida en una ley reciente. El ‘default' contra los jubilados puede sobrevenir como consecuencia de que los deudores de la Anses incumplan sus compromisos, algo que ya está ocurriendo, porque el Estado le está pagando deuda a la Anses con nueva deuda. O puede sobrevenir como resultado de una devaluación del peso; en este caso, se reduciría el valor de las jubilaciones en términos de dólares y también frente a la inflación. No es casualidad que el gobierno se haya negado a que las jubilaciones pudieran ser ajustadas por inflación o que el índice de inflación sea manipulado por el IndeK.

Lo ‘curioso' del caso es que el financiamiento del gobierno y de las empresas debería estar, en un régimen capitalista, a cargo de los bancos - no de los jubilados. En Argentina, otra cosa ‘curiosa', los bancos están ganando fuerte. Además, están desbordados de dinero. Los bancos tienen nada menos que el 36,3% de los depósitos en alguna forma de liquidez, o sea disponible en dinero. Lo acaba de informar el Banco Central (InfoBae, 13/5); es decir que solamente presta el 63,7% de lo que recibe. Se trata de unos 64.000 millones de pesos. En lugar de prestarlos, los tiene invertidos en títulos del Estado o en acciones líquidas, lo que les permite una incesante especulación con sus cotizaciones. Los bancos son los canales de fuga de capitales y no están dispuestos a prestar en pesos mientras dure la crisis. Es lo que ocurre en todo el mundo. La salvación de los ahorros de los trabajadores en la Anses pasa por la nacionalización, sin compensación, del sistema bancario completamente parasitario.

Devaluemos mientras el FMI no está

La utilización sistemática del dinero de la Anses descuenta una devaluación del peso y la licuación de los recursos de la entidad. La devaluación también la dan por descontada los que dolarizaron 45.000 millones de pesos (salida de capitales) desde el inicio de la crisis a fines de 2007. La piden a gritos los de la UIA y la Mesa de Enlace, y todavía más el círculo de asesores de Kirchner -Curia, Frenkel y Aldo Ferrer (Crítica, 10/5), y hasta los enemigos de Kirchner, como Angel Broda (Ambito, 13/5) o Prat Gay (The Buenos Aires Herald, 10/5). Los ‘nacionales y populares' quieren un dólar ‘desarrollista' y los ‘liberales' uno de ‘equilibrio', pero los dos coinciden en un entorno de 4,50 a 5 pesos. Los ahorros de la Anses (y las deudas de los empresarios y del gobierno con la Anses) quedarían reducidos en un ‘módico' 35%. Cuando decimos que las cartas están marcadas es porque oficialistas y opositores se han puesto de acuerdo en la madre de todos los desfalcos: un nuevo desfalco a los jubilados y a los trabajadores que aportan a la previsión social.

El FMI entra en esta historia, obligadamente, porque saqueada la Anses y con los bancos haciendo caja, se termina la política de ‘vivir con lo puesto'. El acuerdo con el FMI serviría para financiar el ‘acuerdo nacional' que emergerá después del 28 de junio, cuando los K pierdan la mayoría en el Congreso. Es que la devaluación aumentará el valor en pesos de la deuda pública -incluso de aquella en pesos que se ajusta por inflación, porque ésta va a subir una enormidad y tendrán fin las manipulaciones del IndeK. El desfalco de la Anses está perfectamente previsto.

Cualquier observador sabe, sin embargo, que la tendencia de la crisis mundial lleva a una inexorable devaluación del dólar. Los yanquis también necesitan ‘defoltear' a sus fondos de pensión o licuar el dinero que la clase media norteamericana ha puesto en los fondos de inversiones. Una devaluación del peso se montaría sobre una devaluación del dólar, lo cual daría lugar a una mega-devaluación frente a todas las otras monedas, en especial aquellas con las que comercia Argentina, como Brasil o Europa. La devaluación se convertiría en un mega-negociado para la ‘patria exportadora' -sojeros incluidos. Pero al mismo tiempo produciría un estallido monetario y la dislocación del Mercosur.

Tinelli

La campaña electoral es una enorme pantalla para ocultar la inminencia de un nuevo desfalco. La gran estafa que se prepara requiere que sea convertida en un ShowMatch. Los aprendices de brujo olvidan, sin embargo, que no hay plazo que no venza ni deuda que no se pague.


Jorge Altamira

jueves, 7 de mayo de 2009

Las líneas de la campaña electoral del Partido Obrero

¿Cuáles son las características que distinguen a las elecciones del 28 de junio?

Fundamentalmente, dos. La primera es que tienen lugar en el marco del estallido de una crisis de conjunto del capitalismo, o sea en el marco de una transición histórica. Las estructuras del capitalismo (bancarias, industriales, sociales) han entrado en bancarrota. La burguesía mundial recurre a su última herramienta: el Estado, los gobiernos. Se anuncia de este modo un período de grandes crisis políticas. Millones de trabajadores, en el mundo, han sido arrojados en forma súbita a la desocupación. Todas las fuerzas políticas que apoyan el sistema existente en Argentina -incluidas el centroizquierda y la mayor parte de la izquierda- se esfuerzan por ocultar al electorado y a los trabajadores el alcance de la crisis, y restringen la lucha política a los temas habituales del parlamentarismo.

La segunda característica de las próximas elecciones es la disolución que sufre el régimen político montado por el kirchnerismo - una combinación de poder personal y camarilla. El gobierno ha adelantado los comicios para preservarlos de una profundización de la crisis mundial y para convocar a una suerte de plebiscito. No pretende con esto, sin embargo, ratificar su mandato -o, como acostumbra decir, ‘el modelo'. Busca, por el contrario, retener las fuerzas suficientes para negociar una transición política con la oposición patronal luego de las elecciones. En la agenda tiene inscripta la llamada ‘normalización' de las relaciones financieras internacionales (acuerdos con el Club de París y con el FMI), algo complicado de llevar adelante en un cuadro de fuga de capitales y caída violenta del crédito y comercio internacionales. El reingreso de capitales especulativos al país, en los últimos días, y el rebote en los precios internacionales de la soja han de crear una nueva ‘burbuja' financiera, cuya explosión ulterior tendrá alcances mayores que las precedentes. La transición histórica no es un proceso rectilíneo de decadencia del sistema vigente sino una línea convulsiva de contradicciones, que animan y reaniman los conflictos sociales y políticos, y los realineamientos de las clases y de los partidos.

Estamos pagando los trabajadores

La campaña electoral viene precedida de suspensiones, despidos y cierres, y vaciamientos de empresas y ocupaciones de fábrica. En cada una de estas manifestaciones de la crisis y de las luchas populares se libra una lucha política abierta. El gobierno y la absoluta totalidad de los partidos opositores, incluidos el centroizquierda y gran parte de la izquierda, buscan persuadir a los trabajadores afectados de que la crisis es pasajera y que lo mismo ocurre con los sacrificios que se les impone. Recursos preventivos de crisis, suspensiones, despidos masivos de contratados y de trabajadores en negro, salarios disminuidos que se pagan con fondos públicos, cooperativas que no reciben apoyo para funcionar, aumentos salariales limitados y no remunerativos y postergación de paritarias - éstas son las herramientas que unen a los partidos patronales y pequeño burgueses, que compiten en las elecciones, para que la crisis la paguen los trabajadores. El Partido Obrero plantea una metodología opuesta: profundizar y generalizar las luchas para garantizar el derecho al trabajo y para defender el patrimonio industrial del vaciamiento capitalista. Nuestra consigna es: ningún despido, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, expropiar toda empresa que cierre, impulsar la generalización de las ocupaciones de fábrica y reclamar a la CGT y a la CTA una huelga general.

Ninguno de los partidos que integran lo que el kirchnerismo llama "la restauración conservadora" ofrece una política realmente diferente a la del oficialismo. Es cierto que está a favor de reducir las retenciones a las exportaciones... pero no enseguida para no afectar la situación fiscal. Reclama convocar al FMI... pero para seguir con una devaluación que acompañe al real de Brasil. La política de los centros financieros fue establecida en Londres, el mes pasado, en el G-20 con la presencia de la presidenta Cristina Kirchner.

"Que la crisis se lleve puesto al capitalismo"

La campaña electoral del Partido Obrero se empeñará por recoger las tensiones y las perspectivas creadas por la bancarrota del capitalismo y la disolución del régimen político vigente, tanto en sus consignas como en sus actividades y movilizaciones. Buscaremos insuflar por todos los medios de la propaganda, la agitación y la organización el espíritu que anima al slogan que nos viene de Jujuy: "Que la crisis se lleve puesto al capitalismo". Hay que ir en esa dirección: sin medidas anticapitalistas, las promesas de ‘redistribuir ingresos' o ‘destinar las rentas mineras y financieras' (¿por qué no agrarias?), que difunden los Solanas y Lozano, sólo son demagogias electoreras. Solanas ya fue diputado, por el Frepaso, y su primer voto fue a favor de la intervención federal a Santiago del Estero por parte del menemismo, como consecuencia del ‘santiagueñazo'. Es, como se ve, un ‘hombre de orden' - antes que nada. El Partido Obrero plantea que hay que nacionalizar (sin compensación) los latifundios y el gran capital agrario, los bancos, las grandes industrias y los monopolios del comercio exterior si efectivamente se pretende redistribuir la riqueza y, por sobre todo, hacerlo con métodos de transformación social (trabajo, salarios, derechos sociales, control obrero), y no por medio del asistencialismo estatal. Las ‘becas-familia' de Lula, los planes ‘barrio adentro' de Chávez o los ‘150 pesos por hijo' que prometen los Solanas no sacarán a las masas de la miseria social y ya están desapareciendo del horizonte de esos gobiernos como consecuencia del impacto de la crisis capitalista en los recursos fiscales.

Enfrentamos la transición histórica y política con un programa de transición, que desarrolle paso por paso la conciencia social de las masas acerca de la nueva situación histórica. "La historia puede saltar etapas, pero un partido revolucionario no puede saltarse las etapas del desarrollo de la conciencia obrera". La campaña electoral debe ser transformada en el terreno de una lucha política que prepare un giro histórico de las masas frente a sus explotadores y el Estado, como consecuencia de la bancarrota del capitalismo.

Jorge Altamira