«QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS»

Lista 14 - Lista 257

viernes, 28 de mayo de 2010

EL DIA DESPUES


“Vamos bajando la cuesta, que arriba en mi calle se acabó la fiesta”.

No se había terminado de desmontar el palco de la 9 de Julio, y los Kirchner devolvían a la realidad a los millones de argentinos que celebraron el Bicentenario.

El ministro Boudou retomaba la negociación con los usureros, para salvar el canje de deuda más leonino de la historia.

Atrás quedaban las invocaciones vacías a la soberanía nacional, tan trajinadas durante la Semana de Mayo.

El “nacional y popular” Guillermo Moreno recobraba el empeño para echar de Massuh a sus cuatrocientos trabajadores.

Atrás quedaban los slogans y desfiles invocando al “trabajo” y a la “industrialización”; los Kirchner, Macri o Binner retomaban la “vuelta a los mercados” que se van quebrando en todo el mundo.

Para curarse en salud, la “bicentenaria” patronal argentina ha salido a devorarse los salarios obreros a través de la inflación.

A esa pretensión, los obreros de la alimentación, la juventud de los supermercados o los docentes le responden con la deliberación colectiva y con la lucha.

Con ello, se integran a la clase obrera de Grecia, de España y de toda Europa, contra la pretensión capitalista de liquidar sus conquistas históricas.

En la Argentina y en todo el mundo, estamos en el día después, para que la crisis la paguen sus responsables: los capitalistas.

sábado, 22 de mayo de 2010

Como hace doscientos años...


Como hace doscientos años...

En su visita a España, la Presidenta criticó “las recetas recesivas” en Europa, pero no mencionó que acaba de votar, en el FMI, a favor del ajuste para Grecia (ver Prensa Obrera Nº 1.129). Pero antes de salir para Europa, la Presidenta ya sabía que la crisis mundial estaba golpeando de nuevo a Argentina –luego de la salida de 40 mil millones de dólares que se produjo entre mediados de 2007 y finales de 2009, y de la caída del 4% del producto interno en 2009. Es mentira que Argentina sorteará la crisis que se manifiesta en Europa, que es el segundo comprador de las exportaciones nacionales. Menos aún cuando a esa crisis ya se ha incorporado Brasil, el primer mercado extranjero de la producción argentina, cuya Bolsa se ha derrumbado en la última semana.

“Canje” inútil

Estos acontecimientos golpearon a la baja a los bonos de la deuda pública de Argentina que, de este modo, quedaron en una posición aún más vulnerable que los títulos de Grecia –que ya no tienen compradores en el mercado mundial. Es así que dejó tambaleando el nuevo canje de deuda con el que los K pretenden reanudar el endeudamiento nacional y, por esta vía, dar oxígeno a un supuesto plan de reactivación. El gobierno tuvo que resignar la pretensión de que los bancos que gestionan el canje consigan un préstamo inmediato por mil millones de dólares. Pero hasta el propio canje podría concluir en un fracaso –y con esto la intención de cerrar un acuerdo con el Club de París.

Adicionalmente, la crisis europea está por voltear los precios internacionales del petróleo o los cereales, sobre los que se basa el pronóstico de un superávit comercial elevado.

Desesperación

Todo este nuevo panorama explica la acentuación de las medidas de protección contra la producción extranjera adoptadas en las últimas semanas. El derrumbe del euro y la caída del real describen una perspectiva de guerra comercial. Pero Argentina no puede devaluar el peso sin desatar el peligro de la hiperinflación. Del mismo modo, las devaluaciones del euro y del real postergan por tiempo indefinido la posibilidad de que China revalorice su moneda, el yuan, y facilite de este modo las ventas de Argentina. Al revés: China se ha puesto a la cabeza del pelotón que busca derribar los precios internacionales de las materias primas que adquiere, y además industrializar en su país los productos que se elaboran con esas materias primas. Mientras Kirchner y Macri pelean por endilgarse la copa del mundo del espionaje y la conspiración, la crisis mundial le mueve el piso a los dos –como una danza en el Titanic. Solamente en las últimas dos semanas, Brasil ha visto como se le evaporaban 12 mil millones de dólares de sus reservas como consecuencia de la fuga de capitales. Los K deberían poner sus barbas en remojo.

La clase obrera frente al Bicentenario

La clase obrera no celebra el Bicentenario con slogans patrioteros sino con una vigorosa lucha sindical. La pelea de las fábricas de la Alimentación de Córdoba ha desarrollado un nuevo foco de reagrupamiento independiente de los trabajadores. La transición histórica del régimen de sindicalismo estatizado, por medio de una burocracia, hacia un sindicalismo de clase va ganado nuevos espacios sociales y geográficos –y, por supuesto, nuevos reclutas.

Lo ocurrido en los últimos meses en la Alimentación se va a reproducir entre los trabajadores de Supermercados y, dentro de poco, entre los trabajadores de Smata y de nuevo en metalúrgicos. El 25 de Mayo de 1810 fue un producto distorsionado y manipulado de los grandes levantamientos que acogieron a las Invasiones Inglesas –y del otro lado del océano, del levantamiento nacional español del 2 de Mayo de 1808. La irrupción nacional en las Provincias Unidas estuvo determinada por una crisis mundial excepcional y por la aparición de situaciones revolucionarias en las colonias americanas y en la metrópoli española. A doscientos años de distancia, nos enfrentamos a una crisis mundial un millón de veces más grande y al desarrollo de luchas populares y crisis políticas que conducen a situaciones revolucionarias. El lugar del pueblo raso, a principios del siglo XIX, lo debe ocupar el proletariado. Los focos de lucha clasista que se desarrollan en el país deben servir para colocar a la clase obrera a la cabeza de una nueva revolución –que para ser auténticamente nacional deberá tener un carácter socialista. Una revolución que ponga en pie una Federación socialista de América Latina y se proyecte hacia una República Socialista internacional.

Jorge Altamira

domingo, 9 de mayo de 2010

VIVA LA REBELION DE LA CLASE OBRERA DE GRECIA



El 5 de mayo, la clase obrera mundial ha ingresado con fuerza en la crisis desatada por la bancarrota capitalista internacional a través de los trabajadores de Grecia.

Para que la crisis la paguen los capitalistas.

Para reorganizar a la sociedad sobre nuevas bases: el gobierno de los trabajadores y el socialismo internacional.

La crisis mundial ha llegado, entonces, a partir de esta intervención de las masas, en forma definitiva, a otra etapa.

Hace un par de días, hubieron gigantescas movilizaciones populares en Estados Unidos contra la legislación racial –ella misma dictada para que la crisis capitalista recaiga sobre las espaldas de los trabajadores.

Los hechos hablan por sí mismos: mientras prospera el desorden y la división en la clase capitalista y sus gobiernos, los obreros comienzan a organizar sus filas y a movilizar sus tropas – a pesar de los obstáculos de la burocracia sindical y de los partidos reformistas y mediadores de los diferentes países.

Mientras los buitres del capital especulan a favor de la bancarrota económica, a la quiebra de los Estados y al hundimiento de los competidores, las masas explotadas levantan su puño al grito de "No pasarán".

"No pasarán" los capitalistas, que exigen reducir sueldos, liquidar jubilaciones y gastos sociales, aumentar en forma sideral los impuestos al consumo y poner la economía bajo la supervisión del FMI y de los bancos.

Se trata de un giro histórico, de una recuperación de la subjetividad proletaria bajo la presión implacable del derrumbe capitalista.

La misma que animó a los piquetes del Argentinazo y que anima hoy a los obreros de Arcor, a los obreros del subte, a los docentes de Neuquén, a infinidad de fábricas metalúrgicas y automotrices, a los estudiantes y a la juventud.

La Presidenta tomó nota de este cambio y decidió curarse en salud: ‘si aplicamos los planes del FMI – vino a decir– nos espera otro levantamiento popular'.

Pero no es un problema de 'planes': estamos ante una bancarrota capitalista tanto en Argentina como en Grecia; con los Kirchner como con los Papandreu, la crisis capitalista la están pagando los trabajadores.
¡Es el FMI el que ha exigido el canje de deuda y el arreglo con el Club de París que están llevando adelante los Kirchner!

Los K son los mejores alumnos en cuestión de pagar la deuda externa usuraria, como se les exige a los que gobiernan Grecia.

A los timoratos y conservadores de la izquierda, que consideran a la crisis mundial como un episodio sin alcances políticos, la nueva etapa de la bancarrota capitalista los deja en un ridículo completo; como lo dijimos siempre, sus consecuencias políticas y revolucionarias son inevitables.

En 2001, nos consta, el Argentinazo sacudió como una descarga eléctrica a los trabajadores de Grecia, con los que confraternizamos y discutimos.

Hoy, nos electrizamos con el combate de ellos, en esta etapa nueva y decisiva del colapso capitalista.