De Kraft a los hospitales tucumanos
Los micros que están llegando a Tucumán traen la fuerza de una gran lucha.
Vienen las obreras de Terrabusi Kraft, que están batallando por su organización obrera y su condición laboral.
Llegan las mujeres piqueteras, que enfrentan en los barrios dos flagelos: el del hambre y el de los punteros oficiales.
Con ellas, estarán las compañeras que desafían a las mafias capitalistas de la trata de personas.
Y las madres de los pibes asesinados por el gatillo fácil.
¿Quién las va recibir en Tucumán?
Nada menos que las compañeras enfermeras, médicas, trabajadoras de la salud.
Ellas se han jugado a fondo contra el derrumbe de sus salarios, de sus condiciones de trabajo y de sus hospitales.
Al pie del micro, estará también el movimiento de lucha contra otro régimen de impunidad y negociados. El que se cobró la vida de Paulina Lebbos y tantas otras jóvenes.
El movimiento de la mujer se ha forjado en la lucha contra la violencia de los capitalistas en las fábricas; de los explotadores sexuales; de los opresores del clero, del Estado y de sus aparatos de represión.
La etapa que se abre vendrá signada por luchas cada vez más extendidas y resueltas.
De cara a la crisis capitalista, la receta del gobierno y sus opositores no difiere: mayor presión patronal contra los convenios, mayores despidos, más carestía y tarifazos; liquidación de los presupuestos sanitarios y educativos.
La mujer es el eslabón más débil de esa escalada contra los explotados.
La respuesta está en Kraft, en los hospitales tucumanos. En todas las luchas que se abren camino desde abajo. Ese gran movimiento exige una orientación independiente del Estado, del capital y sus partidos, de las burocracias del clero y de los sindicatos.
Compañeras, ¡adelante!
Los micros que están llegando a Tucumán traen la fuerza de una gran lucha.
Vienen las obreras de Terrabusi Kraft, que están batallando por su organización obrera y su condición laboral.
Llegan las mujeres piqueteras, que enfrentan en los barrios dos flagelos: el del hambre y el de los punteros oficiales.
Con ellas, estarán las compañeras que desafían a las mafias capitalistas de la trata de personas.
Y las madres de los pibes asesinados por el gatillo fácil.
¿Quién las va recibir en Tucumán?
Nada menos que las compañeras enfermeras, médicas, trabajadoras de la salud.
Ellas se han jugado a fondo contra el derrumbe de sus salarios, de sus condiciones de trabajo y de sus hospitales.
Al pie del micro, estará también el movimiento de lucha contra otro régimen de impunidad y negociados. El que se cobró la vida de Paulina Lebbos y tantas otras jóvenes.
El movimiento de la mujer se ha forjado en la lucha contra la violencia de los capitalistas en las fábricas; de los explotadores sexuales; de los opresores del clero, del Estado y de sus aparatos de represión.
La etapa que se abre vendrá signada por luchas cada vez más extendidas y resueltas.
De cara a la crisis capitalista, la receta del gobierno y sus opositores no difiere: mayor presión patronal contra los convenios, mayores despidos, más carestía y tarifazos; liquidación de los presupuestos sanitarios y educativos.
La mujer es el eslabón más débil de esa escalada contra los explotados.
La respuesta está en Kraft, en los hospitales tucumanos. En todas las luchas que se abren camino desde abajo. Ese gran movimiento exige una orientación independiente del Estado, del capital y sus partidos, de las burocracias del clero y de los sindicatos.
Compañeras, ¡adelante!
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