En San Miguel, Joaquín de la Torre llegó a la intendencia como parte de una supuesta renovación del aparato punteril del PJ en el conurbano. Hoy, como otros de sus colegas, muestra el fracaso de ese intento.
El Partido Obrero señaló en su plataforma distrital que De la Torre sería continuista de la de Aldo Rico y, como él, gobernaría en función de los intereses de la Cámara de Comercio e Industria. Veamos cómo le fue.
En un año y medio de gestión el gobierno "del cambio que recién comienza" se caracterizó por la impotencia para resolver cualquier problema relativo a las necesidades de la población laboriosa. De la Torre insistió con la mano dura en materia de seguridad, pero no ha garantizado la reducción del delito; por el contrario, la plaza central y la zona bancaria siguen siendo zonas liberadas en determinados momentos del día.
El área de cultura no tiene presupuesto asignado, los cinco centros culturales que se inauguraron en distintos barrios periféricos no funcionan por falta de recursos. El edificio que se había prometido para el funcionamiento de la Escuela de Teatro Municipal, que desde hace está dispersa en distintos establecimientos y en distintos días de la semana, ha sido cedido para que funcione el CBC.
El Hospital Larcade es un claro ejemplo del vaciamiento de la salud pública. Hacen falta desde personal hasta camas para internación. A diferencia de Rico, el "renovador" De la Torre no declaró que el hospital fuera suyo: sólo se dedicó en los hechos a destruirlo aún más precarizando a los trabajadores y sin destinar mayor presupuesto.
El centroizquierda es cómplice de esta política. Este sector, con cierto peso en el Concejo Deliberante, ha votado a favor de los proyectos del oficialismo. Hoy tratan de reagruparse en torno de Martín Sabatella y tienen intereses materiales muy concretos en la gestión municipal: son parte del Consejo Escolar y manejan discrecionalmente, junto al oficialismo, la caja del Presupuesto Participativo, por eso salen a defender públicamente la gestión delatorrista. Los "progresistas" han pavimentado junto a De la Torre el regreso carapintada a la vida política distrital.
Hoy Rico tiene el 60% de intención de voto y es presidente del PJ local electo en octubre pasado donde venció a De La Torre. Nada de eso se le escapa a Néstor Kirchner, que finge delimitarse de Rico pero lo apoya activamente a través de Carlos Kunkel.
Nada dicen de los despidos silenciosos que empiezan a verse en IPH, ni de las suspensiones en curso en la fábrica de calzados Montagner. Miran para otro lado en torno al reclamo genuino de los trabajadores municipales.
Ni la llamada "renovación" kirchnerista ni el viejo aparato del PJ ni el "progresismo" de centroizquierda son capaces de dar respuesta a nuestros problemas. Los trabajadores debemos poner en pie una coalición anticapitalista para luchar por todas nuestras reivindicaciones.
El Partido Obrero señaló en su plataforma distrital que De la Torre sería continuista de la de Aldo Rico y, como él, gobernaría en función de los intereses de la Cámara de Comercio e Industria. Veamos cómo le fue.
En un año y medio de gestión el gobierno "del cambio que recién comienza" se caracterizó por la impotencia para resolver cualquier problema relativo a las necesidades de la población laboriosa. De la Torre insistió con la mano dura en materia de seguridad, pero no ha garantizado la reducción del delito; por el contrario, la plaza central y la zona bancaria siguen siendo zonas liberadas en determinados momentos del día.
El área de cultura no tiene presupuesto asignado, los cinco centros culturales que se inauguraron en distintos barrios periféricos no funcionan por falta de recursos. El edificio que se había prometido para el funcionamiento de la Escuela de Teatro Municipal, que desde hace está dispersa en distintos establecimientos y en distintos días de la semana, ha sido cedido para que funcione el CBC.
El Hospital Larcade es un claro ejemplo del vaciamiento de la salud pública. Hacen falta desde personal hasta camas para internación. A diferencia de Rico, el "renovador" De la Torre no declaró que el hospital fuera suyo: sólo se dedicó en los hechos a destruirlo aún más precarizando a los trabajadores y sin destinar mayor presupuesto.
El centroizquierda es cómplice de esta política. Este sector, con cierto peso en el Concejo Deliberante, ha votado a favor de los proyectos del oficialismo. Hoy tratan de reagruparse en torno de Martín Sabatella y tienen intereses materiales muy concretos en la gestión municipal: son parte del Consejo Escolar y manejan discrecionalmente, junto al oficialismo, la caja del Presupuesto Participativo, por eso salen a defender públicamente la gestión delatorrista. Los "progresistas" han pavimentado junto a De la Torre el regreso carapintada a la vida política distrital.
Hoy Rico tiene el 60% de intención de voto y es presidente del PJ local electo en octubre pasado donde venció a De La Torre. Nada de eso se le escapa a Néstor Kirchner, que finge delimitarse de Rico pero lo apoya activamente a través de Carlos Kunkel.
Nada dicen de los despidos silenciosos que empiezan a verse en IPH, ni de las suspensiones en curso en la fábrica de calzados Montagner. Miran para otro lado en torno al reclamo genuino de los trabajadores municipales.
Ni la llamada "renovación" kirchnerista ni el viejo aparato del PJ ni el "progresismo" de centroizquierda son capaces de dar respuesta a nuestros problemas. Los trabajadores debemos poner en pie una coalición anticapitalista para luchar por todas nuestras reivindicaciones.
Hugo Migueles
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