La Federación sigue en manos de los luchadores
El Congreso Ordinario de la Fuba concluyó con un triunfo político de todos aquellos que nos habíamos propuesto cerrarle el paso a la derecha franjista y a las huestes kirchneristas, asegurando por todos los medios que la conducción de la Federación quedara en manos de la izquierda y de los luchadores.
Esto se logró por medio de un acuerdo de un conjunto de agrupaciones de izquierda e independientes. En consecuencia, la lista del PO, que reunía la mayor cantidad de delegados, fue votada por un bloque de la izquierda compuesto por La Mella, Prisma y las distintas agrupaciones que componen UBA I. Esto permitió consagrar a uno de los actuales copresidentes de la Fuba, Cristian Henkel, del PO, como el nuevo presidente.
Nuestra política
La UJS-Partido Obrero luchó abiertamente por ir aún más allá de este acuerdo. En el Congreso volvimos a proponer lo que veníamos señalando desde que concluyeron las elecciones estudiantiles el año pasado: un frente y una lista común con todas las fuerzas de la izquierda y de los independientes para ganar nuevamente la conducción de la Federación. Teníamos más votos, más centros, más delegados. Así las cosas, un frente de la izquierda le ganaba a cualquier frente que aglutinara a la Franja, a los kirchneristas y a los aliados de ambos.
El mayor interesado por lograr el regreso de la derecha franjista era el rector Hallú y también los decanos ‘progres', que siempre vieron en la dirección luchadora de la Fuba un obstáculo insuperable para sus planes de cooptación del movimiento estudiantil.
Para lograr un acuerdo de todas las fuerzas de izquierda hicimos un planteo integrador. Aunque nuestra cantidad de delegados era muy superior al resto, propusimos compartir la presidencia de la Federación con otras fuerzas políticas de izquierda.
La izquierda sojera
Durante buena parte de las muchas horas que duró el Congreso (desde las 10 del sábado hasta las 5 horas del domingo) pareció que la Franja Morada y los K podían quedarse con la conducción de la Fuba. La Franja y los K contaban con la política de división del bloque PCR/MST, y especulaban con que las fuerzas independientes no se pondrían de acuerdo con el PO.
Sobre el rol del PCR-MST no se equivocaron. Estos dos partidos, que hasta el Congreso compartían con el PO la presidencia de la Federación, resolvieron rechazar cualquier posibilidad de acuerdo. Disminuidos en votos y representación, fruto del repudio que su apoyo a la Mesa de Enlace de los Biolcati y Buzzi generó en el estudiantado- y, en particular, en el activismo de izquierda, el bloque PCR-MST hizo lo que pudo para evitar el triunfo de la izquierda. Recurrió a todo tipo de maniobras, como impulsar para la presidencia a una agrupación que tenía un solo delegado (Plan B) o reclamar que no se elija presidente y que la conducción de la Federación quedara en manos de la Junta Representativa de los presidentes de los centros; es decir, reclamaban un cogobierno con los presidentes de los centros que dirige Franja Morada.
La línea liquidacionista de la izquierda sojera fue tan evidente que en todo momento hubo plena conciencia en el resto de las agrupaciones de izquierda que su jugada buscaba favorecer, en última instancia, a la Franja Morada. Consultados sobre qué harían si quedaban como árbitros de la votación, los sojeros respondieron que no votarían por nuestra lista. En la misma línea dijeron que querían una Fuba que apoye los cortes de ruta de la Mesa de Enlace. Finalmente, y sólo una vez que hubieran fracasado todas sus maniobras, incluida la de dejar al Congreso sin quórum, presentaron su lista que obtuvo apenas 11 votos.
Alcance y límites del acuerdo
La división provocada por la izquierda sojera no fue suficiente para que la Franja y los K ganasen el Congreso. Estos, como consecuencia de sus propios choques y divisiones, no pudieron armar una lista común que reuniera a la totalidad de los delegados de las agrupaciones de su "espacio". Por otro lado, lo que pocos creían posible finalmente se dio: las tendencias independientes que rechazaban formar un frente con nosotros, decidieron, en cambio, votarnos, para soslayar cualquier responsabilidad en una victoria de Franja. Dentro del agrupamiento de tendencias independientes, están las que se reivindican chavistas y las que forman parte del lozanismo o de la CTA Capital. Los kirchneristas fueron los más sorprendidos con este desenlace, ya que descontaban que las agrupaciones independientes votarían por ellos. Tuvieron que morder el polvo del rechazo de las agrupaciones independientes a una "borocotización".
El objetivo del voto común por nuestra lista acordado entre nosotros y los independientes ya fue señalado: derrotar juntos a la derecha. Sin embargo, hubiese sido aún mejor si realizábamos un frente en función de una conducción conjunta de la Fuba, tal como habíamos planteado. Los independientes eligieron golpear juntos, pero marchar separados. La posibilidad de votar una lista de toda la izquierda, propuesta por los grupos independientes, encabezada por el PO y acompañada de un acuerdo entre los siete centros de estudiantes que dirige la izquierda, para votar juntos en la Junta Representativa todas las cuestiones políticas y administrativas de la Federación, fue saboteada por el PCR. La presencia del Centro de Arquitectura, que dirige el PCR, era necesaria para que los centros de la izquierda tuvieran mayoría en la Junta.
Ante el sabotaje del PCR, quedaban sólo dos variantes para que no ganara la derecha: o los independientes votaban la lista del PO o hacíamos un frente. Prefirieron votarnos y no asumir una responsabilidad en la conducción.
Reforzar la Federación
El Partido Obrero llegó al Congreso con un numeroso caudal de delegados por el voto de una masa muy amplia del estudiantado. Este apoyo fue logrado gracias a una lucha política abierta contra el gobierno, las camarillas universitarias en todas sus variantes, la Mesa de Enlace y sus representantes por izquierda, así como también contra el centroizquierdismo. A partir de esto, la lucha política en el Congreso delimitó las posiciones de las fuerzas presentes.
Desde la Federación, seguiremos la línea que nos dimos en el Congreso: impulsaremos la deliberación común con las agrupaciones que formaron parte del acuerdo de izquierda para lograr esta victoria, para luchar en común contra el gobierno y el Rectorado, para que la crisis la paguen los capitalistas y por la unidad obrero-estudiantil. Impulsaremos las reuniones sistemáticas de la Junta Representativa, los plenarios de los centros y la realización de un Congreso Extraordinario de la Fuba durante este cuatrimestre.
Apostamos todas nuestras energías a una Fuba masiva, de izquierda, combativa, que asegure la independencia del movimiento estudiantil para luchar junto a la clase obrera. Llamamos a todas las fuerzas que hicieron posible este triunfo a debatir esta perspectiva.
El Congreso Ordinario de la Fuba concluyó con un triunfo político de todos aquellos que nos habíamos propuesto cerrarle el paso a la derecha franjista y a las huestes kirchneristas, asegurando por todos los medios que la conducción de la Federación quedara en manos de la izquierda y de los luchadores.
Esto se logró por medio de un acuerdo de un conjunto de agrupaciones de izquierda e independientes. En consecuencia, la lista del PO, que reunía la mayor cantidad de delegados, fue votada por un bloque de la izquierda compuesto por La Mella, Prisma y las distintas agrupaciones que componen UBA I. Esto permitió consagrar a uno de los actuales copresidentes de la Fuba, Cristian Henkel, del PO, como el nuevo presidente.
Nuestra política
La UJS-Partido Obrero luchó abiertamente por ir aún más allá de este acuerdo. En el Congreso volvimos a proponer lo que veníamos señalando desde que concluyeron las elecciones estudiantiles el año pasado: un frente y una lista común con todas las fuerzas de la izquierda y de los independientes para ganar nuevamente la conducción de la Federación. Teníamos más votos, más centros, más delegados. Así las cosas, un frente de la izquierda le ganaba a cualquier frente que aglutinara a la Franja, a los kirchneristas y a los aliados de ambos.
El mayor interesado por lograr el regreso de la derecha franjista era el rector Hallú y también los decanos ‘progres', que siempre vieron en la dirección luchadora de la Fuba un obstáculo insuperable para sus planes de cooptación del movimiento estudiantil.
Para lograr un acuerdo de todas las fuerzas de izquierda hicimos un planteo integrador. Aunque nuestra cantidad de delegados era muy superior al resto, propusimos compartir la presidencia de la Federación con otras fuerzas políticas de izquierda.
La izquierda sojera
Durante buena parte de las muchas horas que duró el Congreso (desde las 10 del sábado hasta las 5 horas del domingo) pareció que la Franja Morada y los K podían quedarse con la conducción de la Fuba. La Franja y los K contaban con la política de división del bloque PCR/MST, y especulaban con que las fuerzas independientes no se pondrían de acuerdo con el PO.
Sobre el rol del PCR-MST no se equivocaron. Estos dos partidos, que hasta el Congreso compartían con el PO la presidencia de la Federación, resolvieron rechazar cualquier posibilidad de acuerdo. Disminuidos en votos y representación, fruto del repudio que su apoyo a la Mesa de Enlace de los Biolcati y Buzzi generó en el estudiantado- y, en particular, en el activismo de izquierda, el bloque PCR-MST hizo lo que pudo para evitar el triunfo de la izquierda. Recurrió a todo tipo de maniobras, como impulsar para la presidencia a una agrupación que tenía un solo delegado (Plan B) o reclamar que no se elija presidente y que la conducción de la Federación quedara en manos de la Junta Representativa de los presidentes de los centros; es decir, reclamaban un cogobierno con los presidentes de los centros que dirige Franja Morada.
La línea liquidacionista de la izquierda sojera fue tan evidente que en todo momento hubo plena conciencia en el resto de las agrupaciones de izquierda que su jugada buscaba favorecer, en última instancia, a la Franja Morada. Consultados sobre qué harían si quedaban como árbitros de la votación, los sojeros respondieron que no votarían por nuestra lista. En la misma línea dijeron que querían una Fuba que apoye los cortes de ruta de la Mesa de Enlace. Finalmente, y sólo una vez que hubieran fracasado todas sus maniobras, incluida la de dejar al Congreso sin quórum, presentaron su lista que obtuvo apenas 11 votos.
Alcance y límites del acuerdo
La división provocada por la izquierda sojera no fue suficiente para que la Franja y los K ganasen el Congreso. Estos, como consecuencia de sus propios choques y divisiones, no pudieron armar una lista común que reuniera a la totalidad de los delegados de las agrupaciones de su "espacio". Por otro lado, lo que pocos creían posible finalmente se dio: las tendencias independientes que rechazaban formar un frente con nosotros, decidieron, en cambio, votarnos, para soslayar cualquier responsabilidad en una victoria de Franja. Dentro del agrupamiento de tendencias independientes, están las que se reivindican chavistas y las que forman parte del lozanismo o de la CTA Capital. Los kirchneristas fueron los más sorprendidos con este desenlace, ya que descontaban que las agrupaciones independientes votarían por ellos. Tuvieron que morder el polvo del rechazo de las agrupaciones independientes a una "borocotización".
El objetivo del voto común por nuestra lista acordado entre nosotros y los independientes ya fue señalado: derrotar juntos a la derecha. Sin embargo, hubiese sido aún mejor si realizábamos un frente en función de una conducción conjunta de la Fuba, tal como habíamos planteado. Los independientes eligieron golpear juntos, pero marchar separados. La posibilidad de votar una lista de toda la izquierda, propuesta por los grupos independientes, encabezada por el PO y acompañada de un acuerdo entre los siete centros de estudiantes que dirige la izquierda, para votar juntos en la Junta Representativa todas las cuestiones políticas y administrativas de la Federación, fue saboteada por el PCR. La presencia del Centro de Arquitectura, que dirige el PCR, era necesaria para que los centros de la izquierda tuvieran mayoría en la Junta.
Ante el sabotaje del PCR, quedaban sólo dos variantes para que no ganara la derecha: o los independientes votaban la lista del PO o hacíamos un frente. Prefirieron votarnos y no asumir una responsabilidad en la conducción.
Reforzar la Federación
El Partido Obrero llegó al Congreso con un numeroso caudal de delegados por el voto de una masa muy amplia del estudiantado. Este apoyo fue logrado gracias a una lucha política abierta contra el gobierno, las camarillas universitarias en todas sus variantes, la Mesa de Enlace y sus representantes por izquierda, así como también contra el centroizquierdismo. A partir de esto, la lucha política en el Congreso delimitó las posiciones de las fuerzas presentes.
Desde la Federación, seguiremos la línea que nos dimos en el Congreso: impulsaremos la deliberación común con las agrupaciones que formaron parte del acuerdo de izquierda para lograr esta victoria, para luchar en común contra el gobierno y el Rectorado, para que la crisis la paguen los capitalistas y por la unidad obrero-estudiantil. Impulsaremos las reuniones sistemáticas de la Junta Representativa, los plenarios de los centros y la realización de un Congreso Extraordinario de la Fuba durante este cuatrimestre.
Apostamos todas nuestras energías a una Fuba masiva, de izquierda, combativa, que asegure la independencia del movimiento estudiantil para luchar junto a la clase obrera. Llamamos a todas las fuerzas que hicieron posible este triunfo a debatir esta perspectiva.
Gabriel Solano
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