“Qué boludo, qué boludo...” ¿se acuerdan?
No es todavía para cantar victoria, pero el recule con el tarifazo del gas y la luz es una importante victoria popular.
La anulación solamente elimina el cargo fijo, o sea que deja en pie un aumento de casi el 60-90 por ciento, pero el pueblo ha forzado al gobierno a ceder ante los primeros pasos de la movilización popular.
Ahora habrá que ir por la anulación total.
El golpe propinado por el pueblo crece en su importancia apenas se entiende que el tarifazo es un punto en común del gobierno y la oposición sojera de Macri, el Acuerdo Cívico o De Narváez, pues ambos coinciden en la urgencia del ‘retorno a los mercados internacionales’ e incluso al FMI.
Ese ‘retorno’ pasa por tarifazos aun mayores al que se acaba de frustrar.
No lo olvidemos ni por un momento.
Oficialistas y pseudo opositores acabaron acordando la eliminación del cargo fijo como un recurso último para salvar el resto del aumento tarifario.
Se ha creado una situación de crisis, porque ‘ellos’ no han podido imponernos su política, pero ‘nosotros’ estamos lejos de obtener satisfacción a nuestras necesidades y aspiraciones.
La anulación del tarifazo ha puesto en crisis a la ‘transición’ posterior a la derrota de los K, el 28 de junio, porque ha quedado en evidencia que si la oposición sojera intenta imponer su política sufrirá un escarmiento.
Esta crisis explica que los voceros radiofónicos, gráficos y televisivos de la burguesía llenen sus espacios lamentando que el tarifazo no hubiera comenzado mucho antes para que fuera ‘gradual’.
Como si ello no hubiera aumentado aún más esa inflación que llevó a la manipulación del Indec y al manoseo de las paritarias (ya advirtió el poeta que, solamente “a nuestro parecer... todo tiempo pasado fue mejor”).
En estas condiciones de crisis de la llamada ‘transición’, es un crimen y una traición que las organizaciones sindicales integren el Consejo Económico y Social, que ha sido concebido para imponer ese ‘retorno’ cuya estación última es el FMI.
Llamamos a una acción unida para que la CGT y la CTA rompan con el gobierno y las patronales, y se mantengan independientes del Estado.
En este momento, en la Patagonia, los burócratas agarrados a la caja del Estado están tratando de quebrar una huelga extraordinaria contra los mismos pulpos que dictaron el infortunado tarifazo.
Por un paro nacional de apoyo a los petroleros –esa debe ser nuestra consigna; no hipotecar al movimiento obrero al pacto podrido con las patronales que nos explotaron bajo todos los gobiernos y todas las dictaduras.
No es todavía para cantar victoria, pero el recule con el tarifazo del gas y la luz es una importante victoria popular.
La anulación solamente elimina el cargo fijo, o sea que deja en pie un aumento de casi el 60-90 por ciento, pero el pueblo ha forzado al gobierno a ceder ante los primeros pasos de la movilización popular.
Ahora habrá que ir por la anulación total.
El golpe propinado por el pueblo crece en su importancia apenas se entiende que el tarifazo es un punto en común del gobierno y la oposición sojera de Macri, el Acuerdo Cívico o De Narváez, pues ambos coinciden en la urgencia del ‘retorno a los mercados internacionales’ e incluso al FMI.
Ese ‘retorno’ pasa por tarifazos aun mayores al que se acaba de frustrar.
No lo olvidemos ni por un momento.
Oficialistas y pseudo opositores acabaron acordando la eliminación del cargo fijo como un recurso último para salvar el resto del aumento tarifario.
Se ha creado una situación de crisis, porque ‘ellos’ no han podido imponernos su política, pero ‘nosotros’ estamos lejos de obtener satisfacción a nuestras necesidades y aspiraciones.
La anulación del tarifazo ha puesto en crisis a la ‘transición’ posterior a la derrota de los K, el 28 de junio, porque ha quedado en evidencia que si la oposición sojera intenta imponer su política sufrirá un escarmiento.
Esta crisis explica que los voceros radiofónicos, gráficos y televisivos de la burguesía llenen sus espacios lamentando que el tarifazo no hubiera comenzado mucho antes para que fuera ‘gradual’.
Como si ello no hubiera aumentado aún más esa inflación que llevó a la manipulación del Indec y al manoseo de las paritarias (ya advirtió el poeta que, solamente “a nuestro parecer... todo tiempo pasado fue mejor”).
En estas condiciones de crisis de la llamada ‘transición’, es un crimen y una traición que las organizaciones sindicales integren el Consejo Económico y Social, que ha sido concebido para imponer ese ‘retorno’ cuya estación última es el FMI.
Llamamos a una acción unida para que la CGT y la CTA rompan con el gobierno y las patronales, y se mantengan independientes del Estado.
En este momento, en la Patagonia, los burócratas agarrados a la caja del Estado están tratando de quebrar una huelga extraordinaria contra los mismos pulpos que dictaron el infortunado tarifazo.
Por un paro nacional de apoyo a los petroleros –esa debe ser nuestra consigna; no hipotecar al movimiento obrero al pacto podrido con las patronales que nos explotaron bajo todos los gobiernos y todas las dictaduras.
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