Las tarifas del gas han subido un 400 por ciento.
¿Por qué?
Una, para engordar a las petroleras, que reclaman el precio internacional. La otra, para engordar a De Vido, que maneja el ‘cargo fijo’ que financia los fondos que importan gas a ese precio internacional.
El precio del gas debe estar de acuerdo con el costo de producirlo, no con la ganancia rentística de los pulpos internacionales.
Un barril de cinco dólares no puede venderse al precio de sesenta o setenta dólares (aunque el año pasado llegó a 150).
¿Cómo conocer cuál es ese costo?
Simplemente, mediante la apertura de los libros de esos pulpos, por parte de una comisión popular.
Los pulpos dicen que sin una tarifa más alta no pueden invertir, pero las carradas de dinero que ganaron hasta ahora, las invirtieron, en su mayor parte, en otros lugares.
Repsol se transformó, de una estación de servicio en España en un pulpo internacional, gracias al saqueo de YPF, que compró contratando una deuda que luego canceló con las ganancias que le rindieron los yacimientos estatales.
Repsol vació las reservas comprobadas que había registrado la YPF estatal.
En poco tiempo más tendremos que importar mayores cantidades de gas y comenzaremos a importar petróleo.
Se lo tendremos que comprar a estos mismos pulpos, que explotan el negocio en Bolivia o Brasil.
Preguntamos: ¿será cierto que los sojeros Macri, De Narváez, Carrió, Binner se oponen al tarifazo, y que quieren que paguemos una tarifa del gas acorde con el costo de producción?
Si reclaman el precio internacional de la soja para los sojeros, con impuestos rurales ridículos y sin retenciones, ¿será cierto que el precio del gas lo quieren poner al nivel del bolsillo de la gente?
Estos ‘opositores’ se cuelgan de la indignación por el tarifazo para imponer su propio plan económico, ahora que el de los K no da para más.
Ni los opositores ni los oficialistas traen un pan bajo el brazo, sino la larga mano del FMI; ¡ahí están para probarlo las ganancias vertiginosas de los bancos con los títulos de la deuda de Argentina!
¿Y si cortamos por lo sano y nacionalizamos los hidrocarburos, sin compensaciones –es más, reclamando indemnizaciones por los daños económicos y ambientales que han cometido y cometen?
Para lograr este objetivo, necesitamos movilizarnos con independencia de la oposición y del oficialismo de cuño capitalista.
¿Por qué?
Una, para engordar a las petroleras, que reclaman el precio internacional. La otra, para engordar a De Vido, que maneja el ‘cargo fijo’ que financia los fondos que importan gas a ese precio internacional.
El precio del gas debe estar de acuerdo con el costo de producirlo, no con la ganancia rentística de los pulpos internacionales.
Un barril de cinco dólares no puede venderse al precio de sesenta o setenta dólares (aunque el año pasado llegó a 150).
¿Cómo conocer cuál es ese costo?
Simplemente, mediante la apertura de los libros de esos pulpos, por parte de una comisión popular.
Los pulpos dicen que sin una tarifa más alta no pueden invertir, pero las carradas de dinero que ganaron hasta ahora, las invirtieron, en su mayor parte, en otros lugares.
Repsol se transformó, de una estación de servicio en España en un pulpo internacional, gracias al saqueo de YPF, que compró contratando una deuda que luego canceló con las ganancias que le rindieron los yacimientos estatales.
Repsol vació las reservas comprobadas que había registrado la YPF estatal.
En poco tiempo más tendremos que importar mayores cantidades de gas y comenzaremos a importar petróleo.
Se lo tendremos que comprar a estos mismos pulpos, que explotan el negocio en Bolivia o Brasil.
Preguntamos: ¿será cierto que los sojeros Macri, De Narváez, Carrió, Binner se oponen al tarifazo, y que quieren que paguemos una tarifa del gas acorde con el costo de producción?
Si reclaman el precio internacional de la soja para los sojeros, con impuestos rurales ridículos y sin retenciones, ¿será cierto que el precio del gas lo quieren poner al nivel del bolsillo de la gente?
Estos ‘opositores’ se cuelgan de la indignación por el tarifazo para imponer su propio plan económico, ahora que el de los K no da para más.
Ni los opositores ni los oficialistas traen un pan bajo el brazo, sino la larga mano del FMI; ¡ahí están para probarlo las ganancias vertiginosas de los bancos con los títulos de la deuda de Argentina!
¿Y si cortamos por lo sano y nacionalizamos los hidrocarburos, sin compensaciones –es más, reclamando indemnizaciones por los daños económicos y ambientales que han cometido y cometen?
Para lograr este objetivo, necesitamos movilizarnos con independencia de la oposición y del oficialismo de cuño capitalista.
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